Son las diez de la mañana, es verano pero aún el calor no arremete contra mí, siempre lo hace al medio día. Detrás de mí, una fila de personas, todas con sus pasaportes en la mano, me doy cuenta que los hay de diferentes colores, pero ninguno como el mío, la mayoría son extranjeros como yo. Las sensaciones y emociones que puedo ver en sus rostros son múltiples, unos tienen una valija como cabeza, otros una casa y algunos son famosos de la televisión. A lo lejos, casi una de las últimas en la formación (que me recuerda a la escuela) veo a una chica, es mediana, lleva un bolso blanco, pero no puedo ver su cara, está de espaldas parece que busca a alguien, creo que está sola o tal vez su cita no ha llegado a tiempo. Me impacta la sensación que ella emite, así es la sensación del que espera, del que tiene prisa…
Es hora de embarcar, en los altoparlantes se anuncian itinerarios y planes de emergencia, anuncios de rutina, busco un asiento si es posible un fila en la que no tenga que compartir con nadie, quiero acostarme, me siento cansado y ansioso, no se por qué, de repente venía de nuevo a mi mente la chica de la fila, cierro los ojos, su imagen se va, no recuerdo casi nada de ella, ni siquiera lo que llevaba puesto, que raro. Abro mis ojos nuevamente, allí está unas cuantas filas delante de la mía, acomoda una bufanda verde en el respaldar del asiento, ella viste de negro, carajo, no se deja ver la cara, tiene el cabello oscuro…
- ¡Que fueff! ¿Cómo vas loco?
Un amigo de la infancia me acompaña, está junto a mí y me dice que el barco tiene rumbo distinto, que el uso horario es diferente, que el clima ha cambiado y que él regularmente utiliza ese transporte, etc. me confunde, me despista, quiero que se vaya.
- Chau, cuídate ya nos vemos afuera.
Al fin se ha ido, pero ahora estoy en otra parte, en una zona al parecer exclusiva del barco, pasajeros dormidos, la mayoría son ancianos, una tripulante se acerca pero me habla en un idioma distinto, quiero gritar, pero no puedo, mi voz cada vez se encoje, tengo un vació en el pecho, siento que me ahorcan.
¡Por dios, la chica de bufanda verde!, la veo, salía de la cafetería, se aleja por el pasillo, hay tres, y ella va por el central, quiero correr y no puedo, siento que la he visto en algún lado, se aleja más y más.
De nuevo se fue, se ha ido, no me queda más que esperar el arribo, ni siquiera sé que carajo voy hacer cuando llegue porque no conozco ése lugar, observo mi boleto, ahora padezco de ceguera, maldita sea no puedo leer, la gente habla de “ése lugar”… me confundo, no entiendo nada, quiero regresar a mi casa.
Ahora, camino hacia mi asiento, alguien nuevamente me reconoce, jamás la había visto en mi vida, es una mujer joven, blanca cabello rojo y rizado y ojos color gris. Me llama de nuevo, no puedo hablar, repite mi nombre varias veces, la entiendo, a l fin alguien que habla el mismo idioma, le pregunto:
- A dónde vamos
- No sabrás …???
- No lo sé, creo que me he equivocado de barco
- Vamos, tranquilo de que vamos a llegar, vamos a llegar, falta poco…
Tiene un acento agradable, no es el de mi tierra, pero me gusta, me siento junto a ella, me cuenta sobre un tal José, y dice que él nos espera, me pregunta sobre unos documentos, unos deberes, unas pruebas, no se nada. Me siento como un loco. Creo que se confundió de persona. Cierro los ojos, de nuevo la imagen de ella, la mujer del bolso blanco y cabellos castaños en mi mente. ¿Cómo se llama? ¿Qué hace? ¿Estará sola? ¿Necesitará ayuda como yo? Tal vez ella me puede ayudar… ¿será buena gente? Y ¿qué tal si es guapa y me gusta? O ¿qué tal si es antipática y termina delatándome… pero de qué??? Por dios ella sabe algo mío, ella posee algo de mí, tengo esa sensación… la voy a buscar ahora…
Abro los ojos, estoy cerca de un río, mis pies están sobre rocas gigantes que se acomodan entre el agua, plantas y unas cuantas botellas plásticas, el sol me pega de frente, diablos ya es medio día, estoy sudando pero me siento tranquilo, me agacho y recojo agua para lavarme la cara, refriego mis ojos, mojo un poco mi cabello, ella está acá…
La veo, unas cuantas rocas nos separan, es sorprendente que se haya acercado justamente aquí, de seguro quiere hablar conmigo, o es bastante audaz porque al redor nuestro no hay nadie más, solo estamos los dos.
¿Es ella…?
Tiene la piel blanca, es pequeña, dulce, de pecas en la nariz espolvoreadas armónicamente por el viento, sus cabellos danzan en frente de mis ojos, me hipnotizan y hacen que mi mirada termine en la suya, la miro directamente, son dos circunferencias del color del sol y en el centro pequeños abismos que no se a dónde llevan. (Ojalá fuese hacia su corazón), me rastrean como buscando algo, algo nuevo o algo distinto, no puedo moverme.
El viento se arremolina en lo que ahora es nuestro lecho, nuestro lugar de encuentro, único, bello, desconocido, pero bello a la final. No tengo oportunidad de apreciar punto a punto el entorno, mis ojos siguen atrapados en los de ella. Al fin veo sus pies, son pequeños y delicados, un pantalón negro, apegado, que encaja perfectamente entre sus ligeros muslos; en su cintura, lleva una especie de víbora verde que ha escapado de algún pantano virgen, está aferrada y ajustada, me mira, tiene ojos color plata, en su cintura puedo ver un poco de piel, es blanca, mi corazón palpita, o ¿es que antes estaba muerto?
Un corsé negro recubre su torso y alinea más su figura, resaltando el blanco resplandeciente de su pecho, de sus hombros: la piel que los envuelven se ve tan suaves como la seda, algunos lunares dibujan un camino perfecto hacia su cuello, y éste me da vía libre hacia sus labios, cortos, rosados, delgados, dulces, ya los había visto antes, tal vez ya los besé. Sus brazos se entrelazan en mi cuello, no lo puedo creer, quiero besarla, separa los labios, creo que quiere decir algo:
- Te amo
- Y yo a vos
Definitivamente es ella.
Me desperté…
He estado buscando inspiraciones, o recuerdos que me lleven a recordar lo que es el amor, específicamente el amor hacia otra persona, hacia una mujer, el primer amor, atrapante, el envolvente, aquel hermoso y caótico a la vez, el sencillo y desinteresado, el complicado y confuso, si ése mismo, el que nos llevó a cometer las primeras locuras, las primeras cursilerías, aquel que tenía de eso mucho y de aquello poco. Bueno sea el primero, segundo o el número que se lo asigne, me refiero a los grandes amores, a ese sentimiento lírico, desafiante, de versos y melodías.
El tema en el que me adentro es discutible, y sé que muchos pensarán que al amor se lo encuentra en uno mismo, no lo niego, pero ¿por qué duele tanto la ausencia de ella? ¿Por qué los recuerdos son cada vez más profundos y vacíos en mi corazón? ¿Por qué los sueños se tratan de ella?, y sería allí tal vez en donde también encuentre el amor, en un indescifrable mundo onírico y de fantasía, allí lo he encontrado, entre sueños, a cualquier hora del día: esperanzadores, tristes, pesadillas; bueno, eso depende de Morfeo, en cuanto a mí, allí he encontrado el amor.
Abril 18 de 2009
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